¡Hey, hola a todo el mundo que pueda leer esto! Que sinceramente no sé cuánta gente será, pero al estar este sitio oficialmente abandonado no me extrañaría que no llegue a nadie. A estas alturas supongo que la gente habrá retirado el feed de su lector RSS por no esperar novedades. Y aunque aún después de tantos años las estadísticas muestran cierta actividad en el blog (demasiada tratándose de un lugar abandonado, la verdad), no sé hasta qué punto alguien se interesará por leer esto y/o comentar.
Pero ayer fue mi cumpleaños, y por algún motivo me dio por pensar en viejos proyectos del pasado, incluyendo este blog que tantas alegrías me trajo en mis años mozos. Sinceramente no sé si en algún momento volverá a haber una actividad medianamente normal, en cuanto a publicaciones de álbumes y noticias y reflexiones y demás cosas relacionadas con la música y cultura libre. Aun así me pareció interesante comentar algunas cosillas más a nivel personal, así como alguna experiencia curiosa que quizás sorprenda a quien me conocía de manera un poco más cercana en aquellos años.
Aunque en su momento me olvidé de responder, creo que el comentario del colega Pablo de Hard and Free es muy descriptivo de cómo han cambiado muchas cosas en la escena desde aquellos años (refiriéndome, más a menos, a esa época de entre 2009 – 2015, año arriba o año abajo).
En mi caso no dejé en ninguna momento de usar software libre. Ahora mismo escribo estoy escribiendo esta parrafada desde Pluma, el editor de texto plano del escritorio MATE en Debian. Una vez esté escrito todo lo copiaré y pegaré desde Firefox para publicarlo en este blog de WordPress.
Pasé por diversas distribuciones de GNU/Linux, incluyendo algunas más «complejas» como Arch Linux y otras más «newbie-friendly» como la mismísima Ubuntu y Linux Mint. Pero es verdad eso de que Debian, «la distro universal», es como la madre a quien siempre acabas volviendo. Más de lo mismo con el navegador web: pasé por muchos diferentes, incluyendo algunos simples y «nicho» como Midori e incluso los mayormente basados en texto como Links 2, para acabar siempre en un Firefox más o menos «tuneado» a gusto.
Si nos ponemos «puristas» todo esto no es 100% libre, pues podríamos hablar de cosas más controvertidas como «los blobs binarios del kernel», los drivers privativos de algunos dispositivos que sin ellos «no terminan de funcionar» (para, total, dejar de funcionar tras X años por discontinuarse dichos drivers y poder usarse sólo con la contraparte libre a pesar de las limitaciones en ciertas cosas. ¡Sí, te estoy mirando a ti, Nvidia!), etc.
Pero podría decirse que he mantenido una «vida pura» y tal en cuanto al software libre, y sin prácticamente ningún sacrificio, pues estoy feliz con todo ello y tengo más que de sobra. De hecho, si tuviera que pasarme a algún Windows, Mac o cualquier otra cosa de esas, la simple idea me da una pereza tremenda…
Cuando hablamos de música, o quizás arte en general, sin embargo… me da la sensación de que la cosa funciona de manera un tanto diferente. Y ahí de nuevo me resuenan a menudo las palabras del colega Pablo, del blog Hard and Free, que fue quien en su momento dijo algo así como que «la música y la ideología nunca terminaron de llevarse del todo bien».
En los años en que este blog estuvo activo, entre 2009 y 2014, la verdad es que no se puede decir que hubiera escasez de buen material bajo licencias libres o al menos semi-libres. Auténticos grupazos y artistazos haciendo auténticas maravillas, en frecuentes ocasiones sin nada que envidiar a los grandes de su estilo o a veces incluso tratándose de cosas que no encontrarías fácilmente entre lo puramente «copyright all rights deserved» y bla bla bla.
En cierta manera supongo que tuve la suerte de estar en el momento y el lugar adecuados. Así me fue sorprendente bien con este blog y hubo mucha gente disfrutando muchas de las cosas que publicaba, descubrimientos que a mí personalmente me maravillaros y «tuve que compartirlo», llevándome bastante bien también en el trato directo con los músicos y demás. Todo muy guay, la verdad.
A día de hoy todo esto es muy diferente. El motivo por el cual dejé de publicar en el blog ni siquiera tiene nada que ver con escasez de buen metal libre (de hecho tengo por ahí en borradores de hace 15 años alguna que otra reseña sin publicar o sin terminar, así como muchos álbumes y bandas/proyectos que aún a día de hoy me arrepiento de no haberles dado un espacio en este sitio).
La verdad es que ni siquiera sabría explicar bien los motivos, aunque lo intentara con aquella entrada en 2018. Supongo que simplemente cuestiones más personales, cansancio o desmotivación por este tipo de actividades, cosas de la edad, o yo qué sé.
Sin embargo, son pocos los casos de músicos (ya ni hablar de bandas al completo) que sigan haciendo cosas de la misma manera que antaño. De hecho Daniel Bautista es quizás el único ejemplo que me viene así rápido a la mente, y es algo más que digo de admirar, sinceramente. Muchos otros lo dejaron, o se metieron en otros proyectos con otras prioridades y otros rollos, o simplemente su actividad se fue reduciendo notablemente.
Nada que criticar en ninguno de los casos. De hecho este mismo blog se puede considerar como uno de esos ejemplos.
Si hablamos de otros blogs y proyectos de, digamos, «divulgación del metal y la música libre», viejos compañeros como el anteriormente citado Hard and Free, Rock Copyleft, podcasts como Metal Commons… supongo que están en una situación similar a la nuestra (hablando en plural de mí mismo, lol).
Y aquí me gustaría dedicar unas palabras como homenaje al colega Craig, de Open Metalcast, quien lamentablemente nos dejó en 2024. Noticia realmente desastrosa de la cual me enteré por el blog de Victorhck.
Craig Maloney, además del podcast de Open Metalcast (donde con bastante frecuencia compartía muchos y variados descubrimientos de bandas y músicos de metal libre) andaba metido en otros proyectos, como el libro «El programador mediocre», escribía artículos y reflexiones en su blog personal (últimas entradas siendo realmente actualizaciones sobre su propia salud), y alguna que otra cosilla. Un tío la mar de majo, la verdad, a pesar de que nunca llegamos conocernos muy a fondo. Y una putada bien gorda que el puto cancer la tomara con él.
Desde aquí mis más sinceras condolencias para los familiares, amigos y personas allegadas. Y también animar a la gente a valorar el trabajo, las aportaciones o la simple compañía del resto de personas con quienes interactuamos de una manera u otra, cuando todavía están ahí. Si hay una cosa que aprendí después de todo lo que pasó en 2020 es que todo en esta vida es incierto y nunca sabemos dónde estaremos (o dónde no estaremos) mañana. En ese sentido la verdad es que es todo un lujo eso de poder vivir tan tranquilamente, como si todo fuera eterno, y es algo que echo mucho de menos.
Pero bueno, rollos personales y dramas aparte… aquí «he venido a hablar de mi libro«. Y siguiendo con el tema anterior… el caso es que hoy en día quizás llevar una web como esta, bien actualizada y con cierta frecuencia en la publicación de reseñas, no sería igual de fácil y cómodo.
«Unos se van y otros llegan«, cierto. Pero lo que me da que pensar muchas veces, y sé que esto puede sonar un poco controversial, es que a veces me pregunto hasta qué punto tenía sentido todo este rollo de la música libre, o hasta qué punto nos lo tomábamos en serio. Mas bien me da la sensación de que la mayoría andábamos un poco perdidos y no teníamos del todo claro de qué iba esto o aquello.
De hecho, esta misma web empezó publicando música de todo que simplemente estuviera en descarga gratuita por sus propios autores, independientemente de licencias y rollos legales, aún llamándose Metal LIBRE, y a pesar de tener claro desde ya desde antes las diferencias entre libre y gratuito.
En su momento fui muy crítico en más de una ocasión sobre lo complicado e incómodo que era tratar con los artistas vía e-mails cuando me enviaban su material y no estaba nada claro si era realmente libre o «sólo gratis», así como esa situación tan incómoda al decidir si publicar esto o aquello o no, por evitar ofender a nadie o tener que lidiar con largas explicaciones técnicas que no llevan a nada.
Sin embargo, visto ahora con perspectiva, es que a menudo la sensación es que el punto es simplemente hacer música y compartirla con el mundo. Todo ese rollo legal/ideológico no es algo que interese mucho, y se entiende que no es algo en lo que todo el mundo deba meterse a fondo. A veces es mucho más frío y pragmático que eso y se trata simplemente de auto-promo con la esperanza de llegar a mucha más gente, y si hubiera otras maneras pues no dudarían en adaptarse a los tiempos.
Esto se nota especialemente ahora que las descargas están «pasadas de moda» y «lo guay» es estar en las llamadas «plataformas digitales de streaming» tipo Spotify, Apple Music, Deezer y demás. Llegamos a un momento en que ya no es que no interese pagar por música (una cuestión que poco a nada tiene que ver con lo de la música libre realmente), sino que también «da pereza descargar zips para luego descomprimirlos y abrirlos».
La gente simplemente quiere «una a-pe-pé» en la que acceder a toda la música por internet. Lo que en su momento hacían webs como Goear o Listengo (vaya tiempos aquellos…) para crear listas de reproducción y demás, ahora es algo «mainstream» a lo cual las grandes empresas se adaptaron y moldearon a su manera. Incluso las personas y empresas que en su momento eran más críticas con «las descargas» o «la piratería» se unieron a esto.
Lo que en su momento era «descarga nuestro disco gratis!!» ahora es «escucha nuestro disco en Spoty!!«. En la gran mayoría de casos los artistas no se llevan ni un céntimo, o quizás tras años de arduo trabajo y de tener ahí toda su discografía con suerte se lleven un par de dólares por aquel tema en el que colaboraron con algún artista más reconocido. Pero en cierta manera sirve como promo y para que la gente simplemente se moleste en escuchar su música, que es justo la intención cuando la moda era subir el disco para que la gente lo descargue y escuche donde quiera y comparta con sus colegas y tal.
Y volviendo más al tema de las licencias libres o semi libres (Creative Commons en general)… hay un dato curioso, y que quizás no se ve tan claro desde el papel de personas como yo que no hacíamos música sino que compartíamos lo que otros hacían. Y es que cuando vemos el logo de CC no necesariamente significa que el músico o banda haya tomado una decisión totalmente consciente y voluntaria de poner su obra en esas condiciones.
Cuando subes algo de música a webs como Bandcamp o Soundcloud está la opción sobre las condiciones legales de tu obra: si quieres permitir su difusión, usos comerciales, etc. Esto es un menú muy simplificado que precisamente por su simplicidad seguramente no queda muy claro, especialmente si no reconoces el logo de CC y no estás familiarizado con el mundillo.
Por tanto, cuando vemos dicha licencia en su página de Bandcamp o similar, ello se debe simplemente a las casillas que marcaron a la hora de subir su música ahí. No es que haya nada licenciado explícitamente, ni mucho menos registrado como tal (José GDF explica de manera muy clara las diferencias).
Quizás ni siquiera recuerden qué opciones marcaron y lo que ello supone. Simplemente querían poner su música ahí, y punto. De ahí que, seguramente, muchos músicos al ver su música en webs como ésta o ser nombrados como parte esa tal llamada «cultura libre», me imagino la confusión que debieron sentir.
Algo que, de nuevo, no es algo que criticar ni echar en cara a nadie de mala manera. Pues, de nuevo, en esta web cometí errores muy similares en sus inicios, a pesar de lo contradictorio de esto con el nombre y el propósito de dicha web.
El caso es que, un buen puñado después, y teniendo en cuenta todo esto que estoy contando, no me queda muy claro cómo debería enfocar esta web en el caso de continuar con todo esto.
Quizás lo que haga sea simplemente publicar las reseñas que en su momento, por el motivo que fuera, quedaron pendientes de publicar, así como terminar lo que quedó a medias de publicar. Quizás así le coja el gustillo de volver a publicar más cosas y escribir sobre más discos y cosillas interesantes que aún se mueven por ahí, pues por falta de buen material desde luego no será.
Y así como yo personalmente aún descargo música para escucharla en local (ya sea en el ordenador o en un «emepetrés de esos»), seguro que hay más gente disfrutando de la música de esta manera, alejado de la vorágine del «carpe diem» extremo que domina la tecnología actual. Por lo que no es que una web como ésta esté fuera de lugar en los tiempos que corren.
Y… quizás en algún momento incluso publique mi propia música en esta misma web.
Y sí, ahí es donde viene lo que al principio de esta parrafada mencioné brevemente como «algo que sorprenderá a quien me conocía de una manera más personal en su momento». Pues aunque desde siempre me ha encantado la música en general y especialmente el metal en particular, todo este rollo nunca ha sido lo mío desde el lado activo.
Vamos, que tal como diría José GDF (¡saludos! ¡te habla Houndix Metallinux!), «no soy informático ni soy músico«, sólo que en mi caso esto no es irónico xD, o al menos no en el caso de ser músico.
Sin embargo… tenía por ahí en plan anónimo un proyecto «musical» con el cual empecé simplemente haciendo el tonto, destrozando obras ajenas sin más pretensión que divertirme un rato y dar unas risas a quien se atreviera a escuchar. Algo que además dejé abandonado bien pronto, con la intención de ser simplemente algo que hice en algún momento de mi vida, sin más.
…Hasta que un día me dio por hacer de nuevo más de lo mismo. De nuevo sin más pretensión que echarme unas risas y hacer reír a la gente. Algo que nadie en su sano juicio escucharía por su calidad musical precisamente. Ni siquiera eran composiciones propias sino destrozar lo que otros hacen.
Sin embargo, por algún misterioso motivo, aquella bazofia llegó a ciertos rincones de la red donde la gente lo recibió de manera sorprendentemente positiva y pidieron más de ello. Aún desde las sombras, fue divertido ver cómo la gente de dicho lugar especulaba sobre quién podría ser esa persona o ente, llegando alguno a sospechar que un músico realmente experimentado podría estar haciendo algo totalmente diferente bajo una identidad secreta y cosas así. Algo que no podría estar más alejado de la realidad XD.
Sin embargo (mucho sin embargo, sí), aquello fue el principio de un cambio radical que me llevó a una época creativa en la que jamás esperé involucrarme. A base de practicar trasteando y destrozando música ajena fui aprendiendo mucho de producción musical, arreglos, etc, y a base de colaborar con músicos de verdad fui motivándome más a intentar cosas más en serio. Así fui haciendo cosas realmente decentes que poco o nada tenían ya que ver con esos inicios.
En algún punto incluso me atreví a componer mis propias obras, y ya llevo publicados un EP y unos cuantos temas más para lo que podría ser el siguiente. Todo ello publicado bajo licencias libres, por supuesto.
Por lo tanto, podría decir literalmente que ahora mismo «estoy haciendo metal libre«. Y cabe destacar que estoy haciéndolo desde un DAW y escribiendo cada nota, cada golpe de batería y todo manualmente desde un pianoroll. No tirando de una IA que me da todo el trabajo hecho ni nada similar (en ese sentido siento que fue el momento más inoportuno para meterme en esto, la verdad).
Todavía no me atrevo a hablar directamente sobre ese proyecto en esta web, pero si a alguien le interesa puedes preguntarme por correo, y según quién seas te puedo pasar enlaces y demás para que le eches un oído. No es tanto que me avergüence de ello; mas bien al contrario: aunque en sus inicios fue una chorrada bestial sin ningún sentido, tras todos estos años creo que puedo sacar una historia mas bien positiva y optimista sobre ello: es la historia de alguien que ama la música y el metal profundamente pero jamás tuvo el talento para dedicarse a ello de manera activa, y sin embargo sin tener ni idea fue aprendiendo hasta hacer algo decente. Eso sí son historias de auto-superación personal y no las chorradas de supuestos gurús vende-humos y tonterías que circulan por la red.
Pero simplemente no siento que sea todavía el momento de mezclar públicamente identidades entre lo que en su momento hacía como Houndix y lo que hago ahora como [cual sea el nombre de cierto proyecto musical].
Y en todo caso, esto lo menciono también porque ahora entiendo mucho mejor las experiencias y sentimientos desde el lado del músico. Y en ese sentido estoy aprendiendo a valorar más que nunca el trabajo que yo mismo hacía desde esta web.
Que alguien desde un blog, sobre todo uno que iba más o menos bien como éste, hable de una obra a la que dedicaste tanto de tu tiempo, esfuerzo y pasión… se siente realmente bien, la verdad. Sobre todo en un mundo donde el tiempo es escaso y la atención que se presta a las cosas es prácticamente efímera, y todo es tan desigual.
Pasarte tantas horas haciendo algo que amas pero que a casi nadie le importa ni valora lo suficiente, y de repente encontrarte con un rincón de la red con buenas palabras sobre aquello… desde el lado del músico entiendo eso mejor que nunca ahora. Así como también entiendo totalmente la frustración y la desmotivación al dedicar tantas horas y esfuerzo, tanto sacrificio para cosas que luego quizás sólo escuches tú mismo desde tus auriculares mientras haces las tareas de casa, o qué sé yo.
Realmente unas pocas palabras, una simple muestra de atención y de valoración a aquello que hacen… pueden suponer grandes cambios. Y sin pretender ir de sobrado y sin ninguna arrogancia, siento que hice un buen trabajo durante los pocos años que este blog estuvo en pie, entre 2009 y 2014.
Tanta buena música que disfruté y que aún hoy en día sigo disfrutando tanto… no tengo palabras para expresar todo lo que en su momento me aportó y me sigue aportando todo ello. Así es como me tomé este blog como una manera de contribuir a que aquello que amo llegue a más gente, y es una pena que no quede mucho de esto en la WWW de ahora.
Así, estando o habiendo estado en ambos lados del mundillo, a menudo siento las ganas de volver a estar activo también desde lado «del que comparte cosas guays hechas por otros». Algo que quizás ocurra de manera natural mientras sigo publicando cosas como esta y las que llevo ahí pendientes desde hace más de una década.
En cualquier caso, pienso que es importante la existencia y actividad de páginas de este tipo, pues de tantas actividades creativas en las que me he visto involucrado a lo largo de mi vida (que son muchas) siento que la música es precisamente la menos agradecida y valorado por parte de la gente. A no ser que seas un famosillo que tiene la suerte, los contactos o el dinero para promoción y esas cosas, claro.
Y, oye, si has llegado hasta el fin de esta parrafada kilométrica… mi más sincera gratitud por el tiempo de tu vida que invertiste en ello. Si aún sigo en tu lector RSS, no lo borres ahora, pues muy probablemente volveré poco a poco a una actividad medianamente normal.
Si te encontraste esto por casualidad buscando otra cosa, o incluso si no conocías de antes este pequeño y humilde rincón de la web y encontrases algo medianamente interesante… te animo o que sigas por aquí de alguna manera.
Nos volveremos a ver tarde o temprano, con más buen metal libre y cosas guays que compartir con todo el mundo 🙂
P.D.: Si alguien ve alguna vez en la red otra persona que se hace llamar Houndix: ¡muy probablemente no soy yo! Especialmente si en redes asociales privativas, donde es evidente que no tengo cuenta, o hablando de temas que no son precisamente los que suelo tratar por internet. Me llevé una sorpresa curiosa al hacer «ego-search» y encontrarme con muchas cosas de esa otra persona.